jueves, 27 de junio de 2019

LA ERA DEL GUANO- 4° DE SECUNDARIA



La Era del Guano

A partir de 1840 se produjo un crecimiento espectacular de las exportaciones peruanas, que habían estado a la baja prácticamente desde comienzo del siglo XIX. El guano fue el principal protagonista, aunque no el único producto de exportación, porque arrastró a un conjunto, entre los cuales destacaron los minerales, como salitre, cobre; así como productos agroindustriales, como azúcar y algodón. El crecimiento de la demanda de alimentos y materias primas en los países desarrollados a mitad del siglo XIX era fruto de la industrialización internacional. Esa expansión de la demanda mundial fue para el Perú republicano una primera época de auge de las exportaciones de materias primas. Este ciclo expansivo se sustentó en la renta del guano, que como producto era muy especial, porque el Perú era el único productor mundial de un bien entonces muy preciado en la economía mundial. Teníamos el monopolio mundial de un poderoso fertilizante, en un momento que Europa y los EEUU atravesaban una revolución de su agricultura y requería abonos con urgencia. Además, el guano también era un producto singular, porque el Estado era el único propietario ya que estaba situado en promontorios e islas. Así, el gobierno lo entregaba en concesión para ser explotado a cambio de una regalía. Para imaginar su impacto debemos pensar en cómo sería la economía peruana hoy si todo el petróleo del mundo estuviera en unas islas al frente de nuestras costas y en manos del gobierno.
Por su parte, la clase propietaria peruana estaba en declive económico desde hacía casi un siglo. Las reformas de los Borbones habían significado el fin del viejo monopolio comercial de los mercaderes de Lima. Luego, vinieron las guerras europeas de fin del XVIII y la quiebra de las líneas habituales de transporte y comercio. A continuación, fue el conflicto de la emancipación que fue muy costoso para el Perú. Los comerciantes de Lima apoyaron al virrey y se compraron el pleito de sostener económicamente la causa realista. Terminada la guerra y habiendo perdido su bandera, se retiraron llevándose lo que quedaba de sus caudales. De ese modo, en la Lima de los años 1820-1830 había desaparecido la antigua opulencia. No había ricos y las fortunas se habían desvanecido. Por esa razón, cuando empezó el auge guanero no había una clase propietaria peruana que pudiera organizar el negocio. Así, el gobierno contrató la exportación del fertilizante con casas comerciales inglesas que manejaban el comercio exterior peruano desde la independencia. Los mercaderes españoles fueron reemplazados por comerciantes ingleses. La famosa Casa Gibbs de Londres fue la concesionaria de los mercados más lucrativos del guano y transcurrieron más de diez años con este sistema. Después de décadas de recesión y retroceso económico, de pronto el país se volvió muy rico y una montaña de billetes acudió a las arcas fiscales.
Hasta ese momento, el Estado se había enriquecido junto a las casas comerciales extranjeras, pero la sociedad peruana participaba poco de los frutos de la bonanza. El gobierno de Castilla había organizado la administración pública y el país estaba más estable, pero todavía las actividades económicas estaban muy retrasadas. Al terminar el primer gobierno de Castilla, fue el turno del general Rufino Echenique, quien realizó una transferencia de parte de la renta guanera a los particulares, a través de la deuda interna. La idea había sido concebida por Castilla y la llevó a cabo Echenique, pero dio origen a un gran escándalo de corrupción. Desde las guerras de emancipación y luego durante la anarquía militar se habían acumulado muchas deudas del Estado con particulares. Habían vales por doquier, fruto de confiscaciones para sostener a los ejércitos en campaña permanente. Pues bien, se decidió pagar esos vales, pero hubo muchas oscuras maniobras que permitieron su multiplicación y concentración en pocas manos. Al final del proceso, la población estaba tan descontenta por la elevada corrupción que hubo una sublevación conducida por los liberales y Castilla se sumó para capitanearla y llegar nuevamente al poder. Esa segunda administración de Castilla enfrentó guerras internacionales y también conflictos internos y no fue tan positiva como su primer gobierno. Castilla gastó mucho en el ejército y en montar una red de clientela política que sostuviera al régimen. De este modo, llegados los años 1860, el Estado había consumido su nueva renta guanera en gastos que no satisfacían las expectativas ciudadanas y el país no se había desarrollado.
Por ello, el segundo gobierno de Castilla decidió no renovar los contratos de exportación del guano con las casas comerciales inglesas. Por el contrario, se formó una compañía peruana que reunía a empresarios e inversionistas locales, que se habían restablecido económicamente gracias a los bonos de la deuda interna. También Castilla había pagado a cada propietario por la libertad de los esclavos negros, proceso que sumado a la deuda interna había fortalecido a la clase propietaria nacional. Desde 1860 y a lo largo de esa década, el negocio del guano estuvo en mano de consignatarios nacionales. Ellos fueron los grandes ganadores peruanos de la súbita riqueza que reposaba en los detritus de las aves guaneras. Este grupo económico formó los primeros bancos peruanos, invirtió en modernizar las haciendas de la costa y en promover la exportación del azúcar y algodón. A través del Estado, que tejió una primera red de servicios públicos, una porción del bienestar económico se transmitió al país. Pero, la prosperidad también acarreó problemas económicos. En primer lugar, trajo elevada inflación y alza de precios. Al entrar un elevado capital arrastró una elevación de los precios internos. Quien ganaba en el sector moderno podía defenderse, pero para todos aquellos que seguían trabajando y ganando como antes, aumentó la pobreza. Los desequilibrios económicos se acentuaron y hubo mucha tensión social. La riqueza de aquellos vinculados a la economía guanera era muy notoria y aumentaron los conflictos con quienes se sentían postergadas. El país aumentó su fragmentación. Peor aún, el guano hizo que muchos sectores económicos alternativos pierdan interés. Por ejemplo, es muy significativo que la minería de Cerro de Pasco no haya recibido grandes inversiones en este lapso. En efecto, aunque en los años del guano hubo mucho dinero en el Perú no se renovó la explotación de las minas del centro, que habían sido muy rentables a lo largo de todo el siglo XVIII y lo volverían a ser a fines del siglo XIX. La clase propietaria tuvo dinero y careció de mecanismos para transformarlo en capital. En buena medida, el dinero se destinó a la especulación financiera y se exportó. Los consignatarios le prestaban al gobierno y se daba la paradoja de un Estado enriquecido pero endeudado con los concesionarios de su fortuna.
Durante el auge guanero, gran cantidad de barcos cargaban guano en las Islas Chincha y desde allí se dirigían a su destino en ultramar, sea Europa, Norteamérica o Asia. En ese entonces, la inmensa flota que realizaba las faenas del guano compraba todos sus requerimientos en tiendas instaladas en El Callao. En ese contexto, un irlandés emigrado al Perú, llamado William Grace, tuvo una idea genial que lo convirtió en millonario. Grace alquiló un casco de barco viejo para instalar una tienda que vendía de todo frente a las islas Chincha. Sin viajar al Callao, los barcos podían encontrar en sus narices desde alimentos secos y agua pura hasta velas, repuestos y pertrechos de mar. La acumulación de capital que produjo este negocio fue muy rápida y en pocos años los Grace formaron una empresa transnacional que se ubicó entre las primeras del mundo. Para esta época, los Grace eran dueños de una gran compañía de transporte marítimo y de numerosas empresas en diversos ramos de la producción. Además, tenían su sede en Nueva York y sus negocios se ramificaban por toda América Latina. Esa fue la única gran fortuna internacional construida sobre la renta guanera peruana.
Entre 1868 y 1872, durante el gobierno de José Balta, se concretó una idea que había sido reclamada por los más lúcidos pensadores peruanos: transformar el guano en ferrocarriles. La Revista de Lima, una sólida publicación intelectual heredera del Mercurio Peruano, había sustentado la idea. El propósito era invertir la renta guanera en una gran obra que debería cimentar la riqueza nacional a futuro. Se había argumentado hasta la saciedad que el desarrollo nacional requería infraestructura, para poner en los puertos nuestros productos de exportación. Así, el gobierno emprendió la construcción de ferrocarriles. Balta colocó la primera piedra de una serie de líneas ferroviarias, entre las cuales destacaban las dos que tendrían duración hasta nuestros días: el Ferrocarril del Sur, Mollendo – Arequipa, y el Ferrocarril Central, Lima – La Oroya. Estos grandes proyectos ferrocarrileros construidos por el Estado fueron pagados con créditos extranjeros contraídos contra la renta del guano. El constructor de los ferrocarriles fue el empresario norteamericano Henry Meiggs, quien contrató con el Estado una obra que salió muy costosa, tanto por las dificultades de la geografía peruana, como por la elevada corrupción. Por su parte, la construcción de los ferrocarriles fue formidable, porque los retos de la naturaleza eran enormes y tanto el diseño como la ingeniería fueron obra de titanes. Meiggs había trabajado en Chile, donde había construido el ferrocarril de Valparaíso a Santiago, luego de un escándalo empresarial en San Francisco. Meiggs había construido el muelle de este gran puerto norteamericano del Pacífico, impreso bonos y estafado a gran cantidad de inversionistas. Al estallar la crisis, huyó con toda su familia a Sudamérica y fue el gran protagonista de la obra del Estado peruano en los ferrocarriles.
Las clases populares tuvieron una participación segmentada del auge guanero. Hubo trabajo en sectores modernos que antes no existían y en esos empleos se ganaba un salario superior al de tiempos pasados. Además, hubo obras públicas y mayor integración nacional. En esta época, la selva amazónica fue incorporada como parte del país y se organizó la educación y la salud pública. A todas las provincias llegó una época de mayor integración gracias a un Estado que recuperaba alguna de las funciones que había cumplido el gobierno de los virreyes. Pero, por otro lado, muchos artesanos habían quebrado, porque en la era del guano todo se importaba. Sobraba plata y se prefería todo lo extranjero. Por su lado, muchos empleos asalariados eran temporales porque se contrataba obreros para construir ferrocarriles y en algún momento o se terminaba la obra o se interrumpía por falta de dinero. De este modo, había una masa inestable de trabajadores urbanos que entraba y salía de empleos temporales y que padecía por la inflación general de precios y por la inestabilidad laboral.
El gobierno de Balta no era muy sólido y estaba integrado por elementos disímiles. Su ministro de Hacienda había sido el joven Nicolás de Piérola, quien había terminado con los consignatarios nacionales y contratado la venta del guano con Augusto Dreyfus, un financista francés, quien quedó como monopolizador del guano, a cambio de considerables adelantos para pagar la deuda externa y construir los ferrocarriles. Esa decisión fue adoptada el año 1869 trastornando la historia peruana, al quebrar el poder económico de los denominados “hijos del país”. Este grupo había manejado a su parecer las finanzas y sometido al Estado convertido en deudor. A la vez había amasado fortunas y se observaba un uso poco productivo y muy dilapidador. Por ello, no eran queridos por el público que sostuvo los propósitos de Piérola, quien carecía de vínculos con los dueños del país de esos días. Pero, la decisión de Piérola de convertir a Dreyfus en único contratista del guano también fue muy problemática para el Perú. Depender de varios y nacionales no era muy positivo, pero depender de uno solo y extranjero se mostró mucho peor.
El conflicto desatado alrededor de la eliminación de los consignatarios nacionales fue enorme y Balta no quería dejar el gobierno a sus rivales. Por ello, el presidente se orientó a buscar un nuevo candidato militar que mantenga el monopolio de los uniformados sobre el poder político. También integraba el gobierno de Balta el coronel Tomás Gutiérrez, ministro de Guerra con planes continuistas. Él no iba a permitir que entre un civil. De este modo, al terminar el gobierno de Balta, las tensiones generadas por la era del guano iban a provocar una gran conmoción nacional, porque las elecciones terminaron en tragedia.
Durante los años 1860 se había creado por primera vez un partido político civil bien organizado. Su líder era Manuel Pardo y además de un estado mayor sólido, el partido civil disponía de programa, estatutos, funcionamiento regular y partidarios organizados en provincias. Era seguro ganador del proceso electoral, pero ni Balta ni el ejército querían dejarle el poder. Hasta el final estuvieron maniobrando en busca de un sucesor militar. Pero, al fracasar sus planes se rompió la unidad en el gobierno y se precipitó un golpe militar dirigido por el ministro Tomás Gutiérrez, quien era hermano mayor de otros tres coroneles que controlaban el ejército. Ellos protagonizaron un golpe de estado muy mal concebido. Apresaron a Balta y cuando encontraron oposición popular se ofuscaron y asesinaron en prisión al presidente derrocado. En ese momento se levantó el pueblo de Lima, los persiguió despiadadamente y luego de cazarlos uno a uno los ultimó malamente. Fueron colgados de la torre de la catedral y su cadáver ardió en una pila de la Plaza de Armas. Fue una orgía de sangre que constituye uno de los motines más violentos de la historia peruana.
A continuación, ingresó Pardo como triunfador del proceso político de 1872. Él era un personaje singular. Nunca usó ropa de color, siempre se vistió de levita negra con camisa blanca. Perteneció al tipo de ser humano llamado en la época “caballero de levita”, que identificaba a los poderosos señores limeños: abogados, comerciantes y financistas del siglo XIX. Pardo fue un empresario capitalista muy exitoso. Hijo de una familia aristocrática, no rehuyó el trabajo práctico, sino que obtuvo grandes beneficios de cuanta empresa acometió. Fue consignatario del guano; gracias a su matrimonio con una dama de la alta sociedad había integrado al círculo de los nuevos ricos. Muy inteligente y activo, había estudiado Economía en Francia, fue presidente de la Sociedad de Beneficencia, también fue alcalde de Lima y dispuso de muy buenas relaciones con los sectores populares urbanos. Tuvo que llevar adelante una dura lucha por imponer sus puntos de vista, no rehuyó el enfrentamiento, sino fue un político enérgico y decidido. Tenía visión y proyecto.
Pero, Pardo ingresó en un mal momento, porque los ferrocarriles se habían financiado contrayendo grandes deudas en el extranjero. El Perú pedía dinero en efectivo en los mercados financieros europeos y ofrecía como garantía las ventas futuras de guano. Pero, en los años 1870 hubo una crisis mundial. Comenzó una etapa recesiva internacional y los negocios se interrumpieron. En ese contexto, quebraron grandes deudores internacionales porque no pudieron honrar sus mensualidades. Entre este grupo de instituciones que se hundieron se hallaba el Estado Peruano, que dejó de pagar a los tenedores internacionales de bonos. El período del guano había traído ingentes sumas de dinero y, lejos de transformarse en el desarrollo y la modernización soñados, había conducido al país a la bancarrota.
Ante la crisis, el gobierno de Manuel Pardo expropió las salitreras de Tarapacá en un esfuerzo por reconstruir el monopolio que había significado el guano para el Perú. Fue una gran paradoja que Pardo, el gran propulsor del uso racional de la renta guanera, entrara al gobierno en el mismo momento que estaba quebrando el sistema basado en el guano. El resultado de la expropiación decretada por Pardo no fue exitoso, porque se sumaron animosidades importantes contra el Perú. Primero, los salitreros británicos expropiados, luego los tenedores de bonos de la deuda externa y tercero los capitalistas chilenos también expropiados. Esa suma de enemigos poderosos llevaría a la derrota nacional en la Guerra del Pacífico. Así, acabaría la orgía financiera propia de la era del guano de la peor manera, con una costosa derrota en una guerra que significó la pérdida de parte de la heredad patria. Lo que empezó como el sueño feliz del hallazgo del tesoro se había transformado en la pesadilla de la invasión extranjera. 





jueves, 6 de junio de 2019

LA CONFEDERACIÓN PERÚ - BOLIVIANA



CONFEDERACIÓN PERÚ - BOLIVIANA
Llamamos Confederación Perú – boliviana a la unión de ambos países, Perú y Bolivia, en un solo Estado. Esto fue obra de Andrés de Santa Cruz, entre 1836 y 1839. La unión solo duro por tres años.
Pero antes de estudiar este tema nos preguntamos ¿por qué los políticos – hombres de gobierno – de ambos países, buscaron, a los pocos años de proclamada la independencia de cada país – de Perú y de Bolivia -, unirlos nuevamente, para formar un solo Estado?
EL CONTEXTO IDEOLÓGICO DE LAS LUCHAS CAUDILLISTAS
durante este periodo, las alianzas y conflictos entre los caudillos también reflejaron distintos modelos políticos y económicos. por un lado, los hacendados de la costa norte y Lima buscaban una política proteccionista y preferían el comercio con los mercados chileno. Por otro, los productores y comerciantes del sur eran librecambistas. ellos buscaban la integración con Bolivia y el rápido acceso a los mercados internacionales, especialmente, Estados Unidos e Inglaterra. En el aspecto político, los liberales estaban más asociados al modelo librecambistas, mientras que los conservadores, al modelo proteccionista.

ANTECEDENTES DE LA CONFEDERACIÓN PERÚ - BOLIVIA
Entre el bajo y el alto Perú habían existido siempre profundas similitudes étnicas, sociales, económicas y culturales y para formar la confederación, según Basadre, hubo razones permanentes, personales e inmediatas. Santa Cruz y Gamarra soñaban en unir ambos (bajo y alto Perú) bajo su égida personal y excluyente. El viejo Collasuyo de los Incas había estado integrado al estado cusqueño, el Alto Perú con Potosí había sido económicamente complementario del Sur Andino, y Bolivia en cierto modo era un estado artificial, que sólo integrado al Perú podía tener viabilidad económica y política.
La coyuntura político-militar para la creación de la Confederación surgió para Santa Cruz, con el llamado que le hizo Orbegoso para venir al Perú a enfrentar a Salaverry y pacificar nuestro país.
Guerra de Santa Cruz contra Gamarra: La Batalla de Yanacocha.- Gamarra y Santa Cruz, los antiguos condiscípulos en el Cusco, habían acordado, durante el exilio del primero en Bolivia, formar la Confederación Perú Boliviana, pero el recelo entre ellos y la circunstancia de que Santa Cruz pactara con Orbegoso mediante un tratado la formación del estado panperuano, hizo, que en uno de sus acostumbrados y sorpresivos giros políticos, Gamarra se pusiera contra Santa Cruz y pretendiera unirse a Salaverry, para defender la integridad del Perú.
Gamarra que tenía fuerte ascendiente en el Cusco, su departamento de origen, formó un ejército en esta ciudad y salió rumbo a sureste para hacer frente al ejército boliviano comandado por Santa Cruz y Ramón Herrera. Se enfrentó a ellos en las alturas del pueblo de Urcos, en el lugar llamado Yanacocha (laguna negra en quechua) el 13 de agosto de 1835, pero fue vencido por las tropas bolivianas. Huyó del Perú buscando refugio primero junto a Salaverry y después en Chile.
Guerra de Santa Cruz contra Salaverry: Batallas de Uchumayo y Socabaya.- El general Felipe Santiago Salaverry que se encontraba gobernando en Lima, al conocer la invasión boliviana al Perú, marchó al sur con su ejército, declarando la “guerra a muerte” contra los alto peruanos. Los ejércitos de Santa Cruz y Salaverry convergieron sobre Arequipa y chocaron en Uchumayo el 3 de febrero de 1836, obteniendo una relativa victoria los peruanos. Pero, poco después, el 7 de febrero de 1836, Salaverry fue derrotado por las tropas de Santa Cruz en la cruenta batalla de Socabaya. Salaverry prisionero y sometido a consejo de guerra fue condenado a muerte y fusilado en la plaza de armas de Arequipa el 18 de febrero de 1836, junto con ocho altos oficiales de su estado mayor. Con esta victoria Santa Cruz consolidó su poder en el Perú, pero creó grandes resentimientos en el ánimo de los peruanos por su crueldad con Salaverry. La confederación iniciaba sobre cadáveres.
FORMACIÓN DE LA CONFEDERACIÓN PERÚ - BOLIVIA
Obtenida la victoria sobre Salaverry, Santa Cruz inició los pasos políticos para formar la ansiada confederación. Convocó al Congreso de Sicuani, donde los representantes de los departamentos del Sur Andino: Ayacucho, Arequipa, Cusco, Puno y Tacna, el 17 de marzo de 1836, acordaron formar un estado independiente con el nombre de Estado o República Sur Peruana y unirse en Confederación con el Estado Nor Peruano y con Bolivia.
De la misma manera los representantes del Norte del Perú: La Libertad, Lima, Huaylas, Maynas, Junín, fueron convocados al Congreso de Huaura, donde formaron el Estado Nor Peruano, el 6 de agosto de 1836. Por su parte los diputados de Bolivia celebraron su Congreso en la población de Tacapari, el 18 de junio de 1836, y acordaron integrar la Confederación.
Una vez que los Congresos de los tres estados acordaron unirse, Santa Cruz expidió en Lima un Decreto Supremo por el que estableció la Confederación Perú Boliviana (28 de octubre de 1836), convocando a un congreso de tres representantes por cada estado (un militar, un sacerdote y un abogado) para que se reunieran en Tacna para pactar la Confederación.
EL PACTO DE TACNA
El resultado de este congreso de nueve plenipotenciarios, fue el Pacto de Tacna, firmado el 10 de mayo de 1837, donde se estableció lo siguiente:
1. RÉGIMEN POLÍTICO. - Se acordó nombrar un Gobierno Central a cargo de Santa Cruz con el título de protector, por 10 años con reelección. Cada Estado tendría sus respectivos presidentes, con un Gobierno Central que residía en la capital federal.
2. RÉGIMEN LEGISLATIVO. - Existiría un Congreso General, compuesto por dos cámaras: Senadores, cinco por cada estado inamovible, y Diputados, compuestos de 21 miembros por un periodo de 6 años.
3. RÉGIMEN JUDICIAL. - Se establecía un Poder Judicial General, conformado por cortes supremas de las repúblicas confederadas.
Se creó también una bandera de color rojo y un escudo, conformado por un sol coronado con cuatro estrellas, con las armas de los tres estados entrelazadas por un ramo de laurel.
ESTRUCTURA DE LA CONFEDERACIÓN PERÚ - BOLIVIA
En cada uno de los Estados de la Confederación había, desde 1837 hasta la disolución, un Presidente provisional en virtud del mariscal Andrés de Santa Cruz, quien era el Supremo protector de la Confederación de acuerdo con la Constitución de 1837.
• Estado Nor-peruano Esta República estaba conformada por los antiguos departamentos La Libertad, Amazonas, Lima y Junín y su capital fue la ciudad de Lima. Tenía fronteras al norte con la República de Colombia y República del Ecuador y al este con el Imperio del Brasil.
Primer Presidente: General Luis Orbegoso (21 agosto de 1837 hasta 30 julio de 1838) declaró la secesión del Estado Nor-Peruano para la formación de la Confederación Perú-Boliviana.
Segundo Presidente: General José de la Riva Agüero (1 agosto de 1838 hasta el 24 enero de 1839)
El Estado Nor-peruano heredó los símbolos oficiales de la República del Perú
• Estado Sur-peruano Esta República sureña estaba conformada por los antiguos departamentos de Arequipa, Cusco, Ayacucho y Puno. La capital fue establecida en la ciudad de Tacna.
 Presidente: Juan Pío de Tristán y Moscoso (12 de octubre de 1838 hasta el 23 de febrero de 1839).
• Estado de Bolivia (República de Bolivia)
La República de Bolivia, estuvo conformado por su territorio completo en ese entonces. Estaba dividido en los antiguos departamentos de Cochabamba, Chuquisaca, La Paz, Potosí y Santa Cruz, y la capital fue la ciudad de Sucre. Este Estado heredó y mantuvo sus símbolos patrios de Bolivia.
Presidente: Andrés de Santa Cruz
La confederación fue oficialmente establecida el 28 de octubre de 1836, posteriormente se discutió la estructura del nuevo estado y la redacción de la nueva constitución en el congreso de Tacna en 1837.
Esta constitución se caracterizó por dos aspectos fundamentales. en lo Político fue conservadora, pues concentró muchos poderes en el supremo protector de la confederación, cargo que recayó en Santa Cruz. Así, su periodo de gobierno se fijó en diez años podía ser reelegido indefinidamente y, además, de elegir a los presidentes de los tres Estados y a las autoridades militares. en el aspecto Económico, en cambio la constitución fue liberal, pues propugnaba el libre comercio con otros países.
ASPECTOS FAVORABLES DE LA CONFEDERACIÓN
Existen razones de peso para confirmar que la Confederación Perú – boliviana resultaba un importante acierto para el Perú y Bolivia. Y muchos estudiosos consideran que Bolívar y Sucre cometieron un error en separar estos dos países, las razones son los siguientes:
1. RAZONES HISTÓRICAS. - El Alto y Bajo Perú han estado unidos a través de toda su historia. Los Collas y quechuas, pueblos preincaicos conformaron el Imperio de los Incas. En la colonia ambas regiones formaban el Virreinato del Perú hasta su separación en los primeros días de la república.
2. RAZONES GEOGRÁFICAS. - La meseta del Collao encierra una unidad, entre lo que era el Estado Sur Peruano y el Alto Perú, con el mismo relieve, clima y ecología en general. A lo largo de ambos países recorre la cordillera de los Andes que une a estas regiones en configuración y clima. Y por último con la separación se ha privado a Bolivia de su natural salida al mar.
3. RAZONES ECONÓMICAS. - Entre el Alto Perú y el Sur del Perú se ha mantenido siempre un fluido intercambio comercial, fundamentalmente en la época virreinal, productos como: tejidos, vinos y coca han sido objeto de relación entre estas naciones.
4. RAZONES POLÍTICAS. - Sabido es que, para el Perú y Bolivia, el establecimiento de la Confederación hubiera significado la constitución de un poderoso Estado hegemónico en América del Sur, con sus consecuencias ventajas para estos países.

ASPECTOS DESFAVORABLES DE LA CONFEDERACIÓN
Entre estos aspectos podríamos enumerar los siguientes:
A. La Confederación por un aspecto circunstancial, tomaba como base y predominio el país más pequeño y de menor desarrollo, como era Bolivia.
B. Si bien es cierto que había un vínculo entre el Estado Sur Peruano y Bolivia, no existía entre el Estado Nor Peruano y el Alto Perú.

SIGNIFICADO DE LA CONFEDERACIÓN.
El establecimiento de la Confederación Perú – boliviana causó alarma, tanto al interior como en los países vecinos.
AL INTERIOR DEL PAÍS. - La Confederación significaba para el Perú un hecho de enormes conveniencias, porque se hubiera llegado a construir una nación rica y poderosa y hasta hegemónica en América del Sur. Sin embargo, hubo algunos políticos peruanos como: Felipe Pardo y Aliaga, Agustín Gamarra, Ramón Castilla, etc., que no estuvieron de acuerdo con el predominio de Bolivia, y desde Chile combatieron la Confederación con la denominación de “los emigrantes peruanos”.
EN LOS PAÍSES VECINOS. - Los países que más reclamaron y demostraron su inquietud fueron Chile y Argentina; Chile fue el enemigo más declarado de la Confederación, porque temía la perdida de la hegemonía del Pacífico y un escollo muy grande para sus fines expansionistas. Argentina presionada por Chile por intermedio del primer ministro chileno Diego Portales, llegó a declarar la guerra al Perú.
CONFLICTO Y FIN DE LA CONFEDERACIÓN
La  formación de la confederación originó el recelo de otros estados, en especial de Chile y en menor medida, de Argentina el presidente chileno Joaquín Prieto y su ministro Diego Portales consideraron que la confederación era un peligro para el equilibrio geopolítico de la región, en especial para Chile, pues se había declarado a Arica puerto libre y se hacían concesiones a los buques que no anclaban en puertos chilenos, el fortalecimiento económico del sur del Perú también incomodó a los hacendados de la costa norte y los comerciantes limeños.
de esa manera, confluyeron intereses económicos y geopolíticos que fueron apoyados por peruanos exiliados en chile como, Agustín Gamarra, Felipe Pardo y Aliaga y Ramón Castilla, quienes se ofrecieron a liderar una expedición militar.
el 28 de diciembre de 1836, chile declaró la guerra a la confederación y culminó con la derrota de Andrés de Santa Cruz y su caída a inicios de 1839, la confederación se disolvió

BALANCE DE LA CONFEDERACIÓN.
El fracaso de la confederación fue una gran desgracia para el Perú y para Bolivia, pues juntos hubieran formado un poderoso estado en América del Sur. La miopía de algunos peruanos aliados con Chile y los celos y hostilidades geopolíticas de éste país, que quiso destruir en germen la unidad panperuano fueron las causas de la destrucción de la confederación.
Si la confederación se hubiera consolidado, el poder de Lima sobre el Perú y de las élites, sobre el interior, hubiera menguado, con el contrapeso que significaba la presencia de Bolivia dentro de un mismo estado. A su vez, quizás la guerra del pacífico, 40 años después, no hubiera sido posible porque el poder de la confederación hubiera sido tan fuerte, que Chile no se hubiera atrevido a atacarnos. En el fondo las campañas restauradoras fueron guerras civiles entre peruanos, pues en ambos bandos, junto a los chilenos y los bolivianos había peruanos, que luchaban por distintos ideales. Pero la historia y la posteridad que juzgan con criterios más amplios y con menos pasión dan la razón a hombres como Santa Cruz y Ramón Herrera que lucharon por un ideal grandioso y a quienes como Gamarra y Castilla, sirvieron de instrumentos a los chilenos para destruirla.
En el fondo, la falta de comunicación entre Bolivia y el Norte del Perú y los intereses de las pequeñas oligarquías nativas de estos dos estados, contribuyeron al desquiciamiento de la unidad. En cambio, la República Sur Peruana, con su capital en el Cusco apoyó la confederación porque comprendió el sentido profundo y grandioso del gran proyecto confederal.
Con el fracaso de la confederación, terminó el periodo de determinación de la nacionalidad, fijándose los territorios que pertenecerían en adelante al Perú y si el Perú y Bolivia permanecerían unidos o separados. La guerra de Gamarra contra Bolivia en 1841, fue sólo la página final de este proceso, en que se determinaron las nacionalidades del pacífico sudamericano.